Bill Gates, sus hamburguesas y las falsas recetas para evitar el desastre climático*

Por Miguel Lamas**

Bill Gates, uno de los hombres más ricos del mundo, acaba de publicar el libro Cómo evitar un desastre climático, en el que intenta demostrar qué se puede hacer con nuevas tecnologías sin tocar los fundamentos del sistema capitalista que están llevando al desastre al mundo. Eso mismo afirmaron las veinticinco cumbres climáticas que impulsaron la ONU y los Estados capitalistas ¡desde hace cincuenta años! sin lograr impedir el agravamiento incesante de la crisis climática.

Bill Gates, uno de los dueños de Microsoft, empresas de “carne” sintética vegetal y otras de nuevas tecnologías, tiene una fortuna que asciende a 134.000 millones de dólares (Bloomberg Billionaires Index). Y es uno de los que más ganó durante la actual pandemia. ¡Se calcula que gana 41 millones de dólares por día!

Bill Gates afirmó: “Para 2050 el cambio climático podría resultar tan mortífero como el nuevo coronavirus, y para 2100 cinco veces más mortífero”. Los científicos de la ONU fueron más catastrofistas, en su informe de 2019 dijeron que si no se disminuyen las emisiones de carbono, en 2050 “el planeta podría ser inhabitable”. Pero tanto Bill Gates como la ONU y la gran mayoría de los Estados y científicos del planeta están de acuerdo en que vamos hacia un desastre climático. Donald Trump era uno de los pocos que lo negaba. El problema es que las medidas que prometen tomar para reducir las emisiones de carbono y contaminación son absolutamente insuficientes.

La receta “salvadora” de Gates

“La humanidad lanza a la atmósfera cada año unos 51.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero y para prevenir… el cambio climático hay que reducir en 2050 estas emisiones a cero”, afirma.

Gates propone instalar mucha más energía eólica (viento) y solar, también un nuevo tipo de centrales nucleares, por la fusión nuclear, por el coche eléctrico, por el hidrógeno, por los biocombustibles “avanzados”, barcos de carga con motores nucleares… Y que hay que desarrollar sistemas para absorber del aire las emisiones de carbono.

Propone cambios en la alimentación. Cuenta que él come menos hamburguesas (por las emisiones de gas metano que emiten las vacas) y propone consumir carne vegetal sintética (que venden sus empresas).

En la entrevista publicada por el diario español El País, dice: “En primer lugar, necesitamos un aumento extraordinario de la inversión en I+D (investigación y desarrollo, en general aportes del Estado para investigación científica), de al menos 20.000 millones de dólares, y eso solo en Estados Unidos. También son necesarias políticas que promuevan el uso de productos verdes (que no consuman energía a partir de quemar vegetales, carbón, petróleo o gas), aunque se encuentren en fases iniciales y por muy altas que sean las primas (subsidios). Podría ser, dice, el caso de las industrias del acero y del cemento. En EE.UU. se ha impulsado la expansión de las energías solar y eólica a través de bonificaciones fiscales… podríamos usar esos créditos para el desarrollo de tecnologías de almacenamiento de energía o de combustible de aviación verde. Aun así, sería necesario duplicar o triplicar esos incentivos y crear políticas que aceleren su implantación.

“Espero que se puedan adoptar políticas en esta dirección y que permanezcan vigentes durante este período de treinta años… por un acuerdo bipartidista (demócratas y republicanos en EE.UU.) al menos para los aspectos claves, como la inversión en I+D, que será fundamental”.

Gates propone que el Estado norteamericano y otros Estados le den muchos más miles de millones de dólares a él y sus socios dueños de las empresas multinacionales que se dedican a eso justamente. ¡Es decir, en primer lugar es una receta para aumentar aún más sus ganancias!

Lo que no dice Bill Gates

Pero Gates no habla de las causas del gigantesco aumento de las emisiones de carbono, que producen el calentamiento global, que no se han frenado, pese a los avances en la producción de energía eólica (viento) y solar. ¡Las emisiones de dióxido de carbono aumentaron 60% entre 1990 y 2018!

Tampoco habla de otras fuentes de destrucción ambiental como el envenenamiento de ríos, lagos y mares por la minería y la agroindustria y la devastación sistemática de millones de hectáreas de bosques también por la agroindustria capitalista.

El cambio energético (a energías “limpias” sin emisión de dióxido de carbono y que no contaminen gravemente) es necesario y así lo dijeron las cumbres climáticas, pero se dan en una escala que hace imposible detener el calentamiento global. Los capitalistas y las multinacionales solo aceptan el cambio a energías “limpias” en la medida en que se les garantice su ganancia y se los subvencione para facilitar su propio negocio (como piden Gates, o los alemanes vendiendo los paneles solares). Pero los intereses capitalistas globales impiden que se dé ese cambio a la escala suficiente porque son energías más costosas y tendrían que sacrificar inevitablemente parte sustancial de su ganancia para cambiar las formas energéticas.
Gates también olvida las gigantescas producciones inútiles para el bienestar de la humanidad, que los capitalistas aumentan año a año.

La principal es la de la industria armamentista, con gigantescos gastos, que consume más de un billón (millón de millones) y medio de dólares al año, casi la mitad Estados Unidos, y eso supone un enorme gasto energético.

También los desmesurados gastos energéticos para trasladar miles de millones de toneladas de mercancías -alimentos, ropa, autos, electrodomésticos, computadoras…- desde una punta a otra del mundo, cuando muchos pueden producirse localmente, pero da más ganancias para los capitalistas la producción industrial en China, India, Bangladesh u otros países porque ahí explotan obreros y obreras con salarios míseros y pueden contaminar sin frenos.

Otros ejemplos son productos como el oro, cuya minería está contaminando gran parte de los ríos de la cuenca amazónica y otras, que sirve solo para atesorar, es decir para meter en la caja fuerte de un multimillonario o en un banco (los campesinos peruanos en valiente lucha por defender sus aguas acuñaron la consigna “el agua vale más que el oro”). O también el famoso y enigmático bitcoin (moneda virtual), cuyo intercambio del capitalismo especulativo consume tanta energía en el mundo, en electricidad de gigantescas computadoras, como toda la Argentina en toda su producción y electricidad (el bitcoin tampoco se come y solo sirve para atesorar).

Terminar con el capitalismo, única forma de impedir el desastre

Gates se hace el ecologista y dice que come menos hamburguesas, pero aumenta sin cesar sus ganancias. El sistema económico social, basado en la propiedad privada y las ganancias de los capitalistas, es el responsable del cambio climático. Estas ganancias de Bill Gates, como la de todos los capitalistas, no salen de la galera de un mago, tienen dos fuentes: la explotación sin límites de las y los trabajadores y la explotación sin límites, y creciente, de la naturaleza.

Apoyamos todas las luchas ambientalistas, tanto la de los jóvenes del movimiento mundial que encabeza Greta Thunberg, como las de campesinos, indígenas y trabajadores de todos los continentes que defienden su medio ambiente, el agua y los bosques.

Pero este gran movimiento para detener el cambio climático catastrófico tiene que apuntar a la solución de fondo, a escala mundial, que solo puede venir de terminar con el sistema capitalista, con sus ganancias y producción irracional, por una economía socialista planificada internacional con gobiernos de los trabajadores. Esa planificación económica científico-técnica indudablemente puede producir los cambios tecnológicos necesarios para evitar el desastre climático cuidando la vida humana en armonía con la naturaleza.

* En Correspondencia Internacional, abril 2021 No. 46

** Dirigente de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional

 

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