C-cura rechaza calumnias de secretario general del sindicato de trabajadores de Chrysler

 

CCURA 1ero de mayo

CCURA es implacable contra la burocracia sindical.

Reivindicamos los métodos de la clase obrera, no el de las mafias. ¡¡Rechazamos las amenazas!!

Desde el preciso momento en que los trabajadores de Chrysler comenzaron a denunciar en los portones la arbitrariedad de los patronos y la complicidad del gobierno y los dirigentes de la organización sindical con el despido ilegal de 76 padres de familia, desde ese mismo momento el Secretario General del Sindicato de Chrysler Christian Pereira -para encubrir su traición-, comenzó a circular el rumor de que algunos directivos de la organización sindical estaban siendo amenazados.

Lo que al principio fue un simple rumor, ahora se ha transformado en una calumnia despreciable en contra de los trabajadores despedidos y de los activistas de la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (C-cura) a quienes nos acusa de querer atentar contra su integridad personal y la de su grupo familiar. Mayor irresponsabilidad no puede existir, porque Christian Pereira nos conoce bastante bien y sabe que jamás nuestra corriente sindical recurrió al perverso método de las amenazas utilizado por las mafias, ni mucho menos recurrió a las acciones violentas en contra de sindicaleros y de sus familiares, por más diferencias que tuviésemos con ellos por traidores y arrodillados ante los patronos.

Todo lo contrario. Ha sido nuestra corriente sindical la que históricamente ha sufrido los ataques de la burocracia sindical desde la época del puntofijismo hasta los actuales días de la V República. Fuimos el blanco de adecos y copeyanos en el pasado, así como de aquellos que hoy se visten de rojo-rojito para camuflarse como “revolucionarios”. Nos atacaron los “cabilleros” y sufrimos los despidos y la represión física en la época en que estábamos organizados en “La Chispa”. Y durante la V República hemos tenido que lamentar el doloroso asesinato de nueve mártires de la clase obrera, entre los que se destacan nuestros inolvidables camaradas Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena, cuyas muertes fueron ordenadas por burócratas sindicales ligados al Psuv en Aragua y cuyos asesinatos siguen envueltos en el pesado manto de la impunidad seis años después.

Por tal motivo nos dirigimos a los trabajadores de Chrysler, para decirles con toda honestidad que no tenemos nada que ver con ningún tipo de intimidación contra Cristian Pereira o de otro directivo sindical. Somos conocedores de los efectos nocivos que provocan las amenazas y somos defensores incondicionales de los intereses de los trabajadores, razón por la cual repudiamos las amenazas vengan de donde vengan, porque sabemos que el objetivo en el fondo que persiguen ese tipo de actos es amedrentar a la clase trabajadora, amilanarla, impedirle que luche, que se movilice, que enfrente a los patronos, al gobierno y a todos sus enemigos internos y externos.

Estamos convencidos que las amenazas no nos liberan de las garras de la burocracia sindical. De la burocracia sindical entreguista, arrodillada y traidora sólo nos podremos librar cuando nos movilicemos, cuando luchemos en defensa de nuestros derechos, cuando defendamos y promovamos la democracia sindical, cuando seamos políticamente independientes de los patronos del sector público y privado y nuestras organizaciones sindicales sean totalmente autónomas, libres de toda presión de los partidos políticos de los patronos y de los burócratas de gobierno.

Y aunque opinamos que las amenazan no espantarán a los burócratas, ello no significa que nos quedemos de brazos cruzados frente a los traidores. Por el contrario tenemos que ser implacables con aquellos que venden a los obreros y tenemos la obligación de denunciarlos a diario, a señalarlos ante los ojos de trabajadores para que los conozcan y no se dejen estafar por sus discursos demagógicos, para que los confronten políticamente, para que les exijan cuentas todos los días hasta que los logren desterrar de las filas de la clase trabajadora.

Las prácticas sindicales burocráticas generan mafias y conducen a peligrosas luchas internas y externas

Queremos decirles a los trabajadores que las amenazas reflejan los intereses particulares de personas o grupos mafiosos interesados en disputarse y hacerse al control de las organizaciones sindicales y de sus recursos. Y surgen precisamente cuando las organizaciones sindicales no son abiertas ni democráticas; cuando el sindicato pierde su razón de ser y deja de ser una herramienta de lucha para defender los intereses de la clase trabajadora para convertirse en una entidad gestora de recursos y de beneficios alcanzados por los trabajadores; cuando impera el protagonismo personal; cuando existen manejos secretos y sobre todo cuando los recursos son controlados en forma arbitraria sin el concurso y el control directo por parte de todos los trabajadores, lo cual genera ambición, codicia y avaricia por parte de personas o grupos que harán hasta lo imposible por hacerse al  control y la administración de tales bienes, por cuanto lo  entienden como fuente de privilegios y enriquecimiento  personal.

Esto lo decimos en particular por el manejo abusivo que se hace de la organización sindical en Chrysler. Las asambleas son un triste monólogo en las que los trabajadores sólo reciben “órdenes”. Las negociaciones con la empresa son a puerta cerrada y sin consulta a los trabajadores. Se desprecia la importancia y el valor de las movilizaciones y la lucha directa, y a cambio se privilegian las “reuniones” y “mesas de trabajo” con  altos funcionarios gubernamentales que no terminan resolviendo nada.

Y en el caso de Chrysler y de todas las ensambladoras también influye el proceso degenerativo alrededor del tema de los famosos “cupos”, que a pesar de ser un derecho y una conquista alcanzada gracias a la lucha, se ha convertido en la “obsesión” de los directivos sindicales en cada negociación, en vez de privilegiar la lucha por mayores aumentos salariales que compensen las devaluaciones y la inflación; de batallar  por ampliar la cobertura de salud para toda la familia del trabajador y no tener que recurrir a limosnas o fondos externos de ayuda; por alcanzar el cubrimiento del 100% para todo el ciclo educativo de l@s hij@s; para lograr que la empresa financie y desarrolle planes de adquisición y mejoramiento de vivienda resolviendo de raíz esta grave problemática que afecta a la gran mayoría de los trabajadores del sector automotriz; así como luchar por alcanzar nuevas cláusulas de contenido familiar y social que mejoren la calidad de vida del trabajador.

Esta “obsesión” de los directivos sindicales ha debilitado y distorsionado la conciencia de los trabajadores que ahora están más preocupados por el “cupo”, antes que defender el derecho al trabajo y mejorar el contrato colectivo. El mejor ejemplo de esta situación lo vivimos hace poco cuando el sindicato de trabajadores de la General Motor hizo una gran concentración de trabajadores para denunciar a la Inspectoría del Trabajo que no homologó la cláusula de los cupos, pero desgraciadamente ese sindicato no ha hecho ni una sola movilización para defender a los más de 500 trabajadores que la multinacional norteamericana pretende despedir con el visto bueno de la Inspectoría del Trabajo.

Desde C-cura creemos necesario decirle por la calle del medio a los trabajadores que los “cupos” no son la solución de fondo a los problemas que está generando la crisis económica. La venta de los cupos es pan para hoy y hambre para mañana. Hoy es un “buen negocio” gracias a la crisis del sector automotriz y la especulación, pero cuando ella pase el trabajador se dará cuenta que su salario quedó reducido a la nada sin ningún poder adquisitivo. Se enterará que los costos por servicios de salud estarán por las nubes y no habrá HCM que sirva para cubrir las necesidades básicas del núcleo familiar y seguirán sin poder darle protección a toda su familia. Sabrá que con los precios multimillonarios de las viviendas jamás podrá aspirar a adquirir una nueva o mejorar la que tiene. Cuando la crisis pase, el trabajador despertará y se dará cuenta que el “cupo” no era un sueño sino una horrible pesadilla, porque mientras lo disfrutaba se aplicaba un doloroso Plan de Ajuste que gobierno y empresarios descargaron sobre sus salarios y su contrato colectivo. En ese momento el trabajador, entenderá que lo que le entraba en un bolsillo, los patronos y el gobierno le sacaban el doble por el otro.

De igual modo pensamos que al colocársele “precio” a los cupos y conformar “fondos de ayuda social” como el que ha constituido el sindicato de trabajadores de Chrysler, nunca se sabrá a ciencia cierta a quien, ni a qué precio se han vendido tales cupos lo que generará corrupción y desatará ambiciones desaforadas por parte de las mafias interesadas en hacerse al control de dicho fondo. De allí a las amenazas y a los enfrentamientos físicos para controlar estos “fondos”, sólo hay un pequeño trecho.

Por todos estos riesgos a los que está sometido en la actualidad el sindicato de trabajadores de Chrysler, es que desde C-cura llamamos a los trabajadores a luchar por la democratización de la vida interna de la organización; a garantizar la plena autonomía; a liberar la estructura sindical de la tutela política de dirigentes comprometidos con el patrón-gobierno: a defender el contrato colectivo y mejorar sus cláusulas, a exigir aumento extracontractual del salario en un 100% para enfrentar la inflación; exigir el inmediato reintegro de todos los despedidos que arbitraria e ilegalmente hizo la multinacional con el aval de la Inspectoría del Trabajo y los directivos sindicales. A movilizarnos en las calles exigiendo estabilidad laboral y empleo digno acabando con la tercerización y vinculando directamente a todos los trabajadores que sufren esta penosa forma de esclavitud asalariada. Movilicémonos en forma independiente, sin ningún compromiso político con el gobierno nacional ni con la MUD que hoy dejan correr un plan económico de ajuste que licúa nuestros salarios, devalúa el signo monetario, paraliza el aparato productivo y entrega la soberanía nacional sobre nuestros recursos naturales y humanos a las multinacionales y potencias extranjeras. Desarrollemos una discusión abierta, libre y democrática de los “cupos” y los mecanismos públicos y transparentes para evitar el enriquecimiento ilícito y el manejo discriminado del fondo.

Sólo con este programa político y sin amenazas podremos barrer del sindicato a los burócratas sindicales y a las mafias que hoy amenazan para hacerse al control del sindicato y de sus recursos. Reconstruyamos nuestra organización sindical colocándola al servicio de los trabajadores, de nuestra familia y del conjunto de la sociedad. No dejemos que nos sigan engañando con falsos discursos de “revolucionarios y de anti-imperialistas” cuando en verdad se está favoreciendo a los grupos monopólicos, a las multinacionales y al enriquecimiento de los corruptos que están desangrando y quebrando al país, mientras los trabajadores pagamos el costo de la crisis económica.

Valencia, 9 de abril de 2015

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