Este gobierno no debe continuar, los trabajadores y el pueblo deben gobernar

que la crisis la paguen los corruptos

Por: Partido Socialismo y Libertad

La catástrofe social y económica que vive el pueblo trabajador, no tiene parangón en la historia contemporánea de nuestro país. Los que vivimos de un salario estamos pasando innumerables calamidades para sortear los problemas cotidianos. No cabe duda de que el gobierno es el responsable fundamental de la grave situación que padecemos.

La mayoría del pueblo lo sabe, y este sentimiento se expresó el pasado 6 de diciembre en las elecciones parlamentarias, con un masivo voto castigo al gobierno de Nicolás Maduro. Lamentablemente dicha votación fue capitalizada por la MUD, cuyo programa de ajuste económico converge con el del gobierno. Pero el descontento no para de crecer, y hoy ya son muchos los que desde las filas del propio chavismo piden la renuncia de Maduro.

Muchas venezolanas y venezolanos, angustiados por las colas, el desabastecimiento, la inflación y los bajos salarios, se plantean la necesidad de salir de este gobierno como forma de enfrentar la terrible crisis que vivimos. Los despidos en empresas públicas y privadas continúan, el desabastecimiento de alimentos y medicinas aumenta, los hospitales están en el suelo, las colas son parte del día a día, crecen el crimen organizado y la corrupción, con expresiones terribles como la masacre de mineros en el estado Bolívar. El descontento no se expresa con grandes movilizaciones en la calle, sin embargo, es un sentimiento que crece en la medida en que nuestra situación sigue empeorando.

Las expectativas que se habían generado con la nueva Asamblea Nacional decrecen, debido al evidente divorcio entre las acciones de los partidos de la MUD, hoy mayoría en la AN, y las prioridades de la mayoría de la población, así como por las acciones antidemocráticas del gobierno a través del TSJ.

Después de varias suspensiones, la MUD en rueda de prensa hizo pública lo que llamó la “hoja de ruta” para salir del presidente Maduro. Salomónicamente, y ante la incapacidad de ponerse de acuerdo, decidieron apelar a todos los argumentos disponibles: exigir la renuncia, la enmienda constitucional y el revocatorio. En ese contexto, acordaron convocar a una marcha el pasado sábado para exigir la renuncia del Presidente e iniciar el proceso hacia la activación de los mecanismos antes mencionados.

En respuesta a la marcha de la MUD, el gobierno y el Psuv convocaron simultáneamente a una marcha, ese mismo día, para rechazar la Orden Ejecutiva del gobierno de los Estados Unidos, que ratifica a Venezuela como amenaza para ese país. Nuestro partido repudia dicho decreto extendido por el imperialismo norteamericano, no obstante, consideramos que en respuesta deben tomarse medidas concretas contra las transnacionales yanquis que saquean nuestro país. La marcha convocada por el gobierno sólo busca una coartada detrás de la cual esconder la grave crisis que atraviesa el pueblo trabajador. Un pote de humo de falso antiimperialismo con el que quieren ocultar el avance del más brutal plan de ajuste aplicado contra el pueblo venezolano.

La marcha gobiernera es parte del doble discurso de un gobierno que de la boca para afuera habla de antiimperialismo, mientras entrega las riquezas mineras, gasíferas y petroleras, a decenas de transnacionales, y paga puntualmente la deuda ilegítima a la banca imperialista.

Ambas marchas fueron un total fracaso, con una asistencia pírrica. En el caso del gobierno se pone en evidencia que el pueblo no quiere saber nada más de este gobierno de falso socialismo, que ha beneficiado fundamentalmente a empresarios, transnacionales y corruptos boliburgueses.Y en el caso de la marcha convocada por la MUD, queda claro que el pueblo venezolano no siente ninguna pasión por los partidos que la componen.

La MUD no tiene ninguna capacidad de movilización, no entusiasma a nadie. Simplemente, millones de trabajadores, jóvenes y pobladores de los sectores populares, han usado a esa coalición como un mecanismo para aplicar un voto castigo, sin que haya una adhesión orgánica o programática hacia los partidos proimperialistas que la componen.

En este contexto de brutal crisis, con un gobierno errático y corrupto, incapaz de darle respuesta a las necesidades populares, con plena conciencia de que este gobierno es repudiado por la mayoría del pueblo y no puede continuar, consideramos que la MUD no es una alternativa favorable a los intereses del pueblo y los trabajadores. Son los mismos partidos que llevaron el país al desastre durante el puntofijismo. Los mismos del viernes negro, que provocaron la masacre del Caracazo, padres de la corrupción, que entregaron nuestras riquezas a las transnacionales imperialistas. Son los mismos que dieron el golpe del 2002 y sabotearon la empresa petrolera.

Es por ello que planteamos que es necesario que los trabajadores y el pueblo pobre se organicen de manera autónoma. Que nos movilicemos en la calle contra el paquete de ajuste que aplica el gobierno de Maduro. Es necesario y urgente que ante la catástrofe social construyamos una alternativa de los trabajadores y el pueblo, independiente de ambos polos que se disputan la renta petrolera.

En tal sentido, proponemos que los sectores en lucha, sindicatos, organizaciones populares, consejos comunales, organizaciones campesinas, impulsemos plenarios o encuentros regionales que discutan planes de movilización, como forma de ir preparando un encuentro nacional obrero y popular que discuta un Plan de Emergencia Económico y Social Alternativo, que parta de exigir aumento general de salarios, salario mínimo igual a la canasta básica, revisado cada 3 meses, exigiendo reenganche inmediato de los trabajadores despedidos injustificadamente, confiscación de propiedades de corruptos y empresas de maletín, repatriación de capitales en bancos extranjeros, cese de la criminalización de la protesta y las huelgas, y por el derecho a manifestar y opinar políticamente. Por la cancelación de los acuerdos con empresas extranjeras en el Arco Minero, y por una industria petrolera 100% del Estado venezolano, sin transnacionales ni empresas mixtas

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