Hugo Chávez y su legado en disputa

Evo, Fidel y Chávez

Por: Omar Vázquez Heredia

El contexto:

Hace pocos días, el 5 de marzo de 2016, conmemoraron con actos públicos incentivados por el aparato estatal y organizaciones políticas en toda Venezuela un nuevo aniversario del fallecimiento de Hugo Chávez: el tercero. Acontecimiento que nos permitió observar, al intensificarse, las formas en las cuales se desarrolla la disputa y construcción de su denominado “legado” entre distintos sectores del heterogéneo y policlasista bloque político bolivariano.

Desde los últimos meses de su enfermedad y con mucha mayor fuerza después de su muerte, el fatídico 5 de marzo del año 2013, la fracción dirigente del movimiento chavista se dedica con éxito al menos hasta ahora a colonizar el amor que siente una buena parte del pueblo trabajador por Hugo Chávez, a través de la sacralización de su figura y legado que desemboca en la construcción de un culto en el que ellos y ellas tienen asignados el papel de custodios. Son, en sus prácticas y discursos, sin ninguna duda los legítimos herederos y defensores del legado de Hugo Chávez y por ello las bases del chavismo deben sin debates y discusiones aceptar sus decisiones, aunque les afecten, porque en sus propias palabras todo lo que hacen se orienta a mantener vivo para siempre la obra del llamado Comandante Supremo Hugo Chávez. Lugar de enunciación que consolidaron con el respaldo del mismo Hugo Chávez, cuando decidió de manera unilateral nombrar en su alocución del 8 de diciembre de 2012 como su sucesor al actual Presidente Nicolás Maduro.

En el otro lado, la inmensa mayoría del sector chavista que cuestiona en público las políticas desarrolladas por la dirección actual del bloque político bolivariano igualmente enfatiza la sacralización de la figura de Hugo Chávez y exacerba su culto. En su caso para diferenciar y antagonizar a las figuras de Hugo Chávez y del “desviador” de su verdadero legado el “traidor” de Nicolás Maduro. Habría, en sus prácticas y discursos, una ruptura total entre la Revolución Bolivariana dirigida por su líder histórico y la actual etapa en la cual un grupo de personajes que usurpan el espacio del pueblo como auténtico heredero del Comandante Supremo Hugo Chávez pactan con el imperialismo y la derecha el fin de las supuestas transformaciones revolucionarias conquistadas antes del 5 de marzo del 2013. En resumen, Hugo Chávez es el bueno y Nicolás Maduro el malo, tesis totalmente falsa; en realidad existe mucha continuidad y poca ruptura entre los dos personajes.

Nuestro análisis del legado:

Nosotros, en ese escenario, consideramos necesario un proceso de secularización del legado de Hugo Chávez que permita problematizar los cambios coyunturales ocurridos y las claras continuidades reafirmadas del capitalismo dependiente, extractivista y parasitario venezolano en medio de la denominada oficialmente Revolución Bolivariana. Todos sugieren que el programa con el cual se presenta en las elecciones presidenciales del 2012 el Plan de la Patria, es el testamento político de Hugo Chávez, idea en la que estamos totalmente de acuerdo, allí se condensa la retórica chavista.
En el Plan de la Patria se sintetiza la contradicción central del legado de Hugo Chávez por un lado un proyecto que se recubre de una retórica socialista y defensora de la independencia nacional, pero que a final de cuenta termina reproduciendo e incluso acentuando la condición subordinada de Venezuela en la economía mundial como garante de energía barata, proveniente de la intensa extracción de petróleo. En el Plan de la Patria el primer objetivo histórico se plantea expandir la independencia y el segundo seguir construyendo el socialismo, sin embargo todo eso se niega completamente cuando en el objetivo nacional tres punto uno (3.1) se sostiene la pertinencia de consolidar a Venezuela en tanto una potencia energética mundial; entre otras maneras profundizando la extracción y mercantilización de bienes comunes para seguir alimentando al capitalismo global y a su civilización de los hidrocarburos. Situación que ya se encuentra ocurriendo con la expansión de la frontera minero-extractiva en la Sierra de Perijá con la explotación del carbón y en el norte del estado Amazonas con la extracción de oro por la transnacional canadiense Gold Reserve, ocasionando incluso el asesinato de miembros de los pueblos indígenas como los yukpas y pemón respectivamente.

En conclusión, el verdadero legado de Hugo Chávez lo caracterizamos como un “posneoliberalismo extractivista”, el cual – en un contexto económico de altas cotizaciones de las materias primas – empleando los recursos originados en la extracción y exportación de petróleo logró al mismo tiempo y de manera contingente a través del aumento voraz de las importaciones reales y fraudulentas: mejorar momentáneamente las condiciones de vida de las clases subalternas y garantizar el atesoramiento en el exterior de capital de las clases dominantes. Las cifras que certifican lo afirmado son entre otras la reducción de la pobreza desde 55,1% en el 2003 al 21,2% en el 2012, mientras en los últimos quince años los empresarios fugaron al exterior solo legalmente 149 mil millones de dólares. Sin embargo, cuando en medio de la crisis de la economía mundial se redujo el precio del petróleo en el año 2009, nunca recuperando su crecimiento vertical, en vez de aplicar medidas populares como la estatización del comercio exterior y una reforma tributaria progresiva, Hugo Chávez para mantener su “posneoliberalismo extractivista” se consumió una importante porción de los ahorros nacionales ubicados en las reservas internacionales e incrementó de manera brutal la deuda estatal. Las reservas internacionales pasaron en el inicio del 2009 de 43 mil millones de dólares a principios de 2013 a la cifra de 28 mil millones de dólares. Una contracción del 35%. En el caso del endeudamiento lo podemos evidenciar solo parcialmente con el crecimiento brutal del pasivo total de PDVSA, que según sus propios informes transitó de 60 mil millones de dólares en 2008 a los 142 mil millones de dólares en el 2012. Un incremento grosero del 136%. Es decir, se malgastaron el ingreso petrolero ahorrado y futuro para evitar medidas económicas que afectaran el voraz proceso de atesoramiento de capital de la burguesía en el exterior. En resumen, el valor del legado de Hugo Chávez depende de las acciones que terminó desarrollando en medio de precios altos o bajos del petróleo, ya que en realidad no hubo ningún tipo de cambios en las relaciones sociales de producción capitalistas que se reproducen en el país, ni tampoco acciones que acabarán con el control de nuestra economía importadora por parte de las principales transnacionales del mundo, en realidad cuando se modificó el contexto del mercado petrolero mundial el pueblo trabajador pagó las consecuencias sufriendo escasez, inflación y desempleo.

En ese sentido, ante los vencimientos de la deuda externa legada por Hugo Chávez, el Presidente Nicolás Maduro decide responder con un ajuste económico reaccionario, el cual consiste en contraer de manera unilateral, sin la devaluación del tipo de cambio oficial, las importaciones de insumos industriales y bienes de consumo final en los años 2013, 2014 y 2015 con la finalidad de liberar recursos con los que pagar a los acreedores internacionales. Generando una escasez, inflación y desempleo que padecemos como pueblo trabajador, mientras a través de su aparato comunicacional y de intelectuales burocráticos difundía la consigna totalmente falsa de la llamada “guerra económica”. En el año 2012, según datos oficiales del BCV, las importaciones llegaron en el tercer trimestre hasta los 50145 millones dólares, en cambio en ese mismo intervalo de tiempo en el que han publicado datos en los tres años mencionados alcanzaron en el 2013 45880 millones de dólares, en el 2014 36591 millones de dólares y en el 2015 30216 millones de dólares. En resumen, comparando 2012 con el 2015 las importaciones fueron reducidas en un 40%, sin incluir las fraudulentas que efectúa la burguesía compradora que recibe dólares preferenciales antes a 6,30 y ahora a 10 por pare del gobierno nacional. Una contracción de las importaciones de insumos y bienes de consumo final que se refleja en un país repleto de colas alrededor de los centros de distribución de alimentos y medicinas. Colas que no sufren ni los empresarios, ni los altos dirigentes chavistas y opositores, ni nuestros ilustres visitantes internacionales que escriben sin un análisis serio apologías gubernamentales, sino el pueblo trabajador de Venezuela.

Entonces, estamos convencidos que el pueblo trabajador venezolano – a pesar de la arremetida de la propaganda oficialista nacional e internacional – necesita reconocer que llegó la hora de combatir con mucho respeto, sin soberbia, ni ataques personales la exacerbada sacralización de la figura de Hugo Chávez y entenderlo como parte de un proceso histórico en el cual se recompone el consenso alrededor del capitalismo venezolano, al final se fortalecen las opciones políticas neoliberales (MUD) y además se desprestigió en vano la gloriosa bandera del socialismo. Muy difícil será reconstruir una izquierda anticapitalista y verdaderamente antiimperialista en Venezuela, pero es el momento de comenzar y dejar de vivir a la cola de la fracción emergente de la burguesía que se cristaliza en el chavismo oficialista, que con total impunidad en la actualidad asume mediante el empresario Miguel Pérez Abad directamente la Vicepresidencia de Economía, regresa las empresas recuperadas por el pueblo trabajador (La Giralda en Monagas y la procesadora de leche en el Zulia San Simón), entrega el norte del estado Amazonas a mineras extranjeras como Gold Reserve, despide a profesores y dirigentes sindicales que denuncian la política económica antipopular y, como ya dijimos, cancela vencimientos de la deuda externa al menos en parte reduciendo las importaciones de insumos centrales para la producción local ocasionando escasez y una inflación brutal que según el propio Banco Central de Venezuela alcanzó en el 2015 el 225%.

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