10 razones para no votar por los representantes de la derecha opositora o del gobierno

- Porque para transformar esta universitaria en una institución democrática y abierta al pueblo, no nos servirán los viejos métodos de los grupos estudiantiles que se han enquistado en las instancias de gobierno y cogobierno estudiantil. Ni la derecha ni la burocracia representan alternativas para reconstruir sobre bases sólidas un movimiento estudiantil que luche por una universidad popular y por una sociedad justa, sin explotadores ni explotados.

- Porque para transformar esta universitaria en una institución democrática y abierta al pueblo, no nos servirán los viejos métodos de los grupos estudiantiles que se han enquistado en las instancias de gobierno y cogobierno estudiantil. Ni la derecha ni la burocracia representan alternativas para reconstruir sobre bases sólidas un movimiento estudiantil que luche por una universidad popular y por una sociedad justa, sin explotadores ni explotados.

– Porque ni derechistas ni burócratas pueden maquillar su práctica política con promesas electorales, ya se les conoce su rabo de paja. No podemos condenarnos a votar siempre por el «menos malo». Es necesario construir desde las bases una alternativa que luche por cambios verdaderamente revolucionarios en la universidad y la sociedad. A aquellos que han terminado aliándose con uno u otro bando politiquero, por considerar que no hay más espacios de participación política, los llamamos a deslindarse de esa viciada política clientelar y a sumarse a la construcción de esta nueva opción que estamos postulando. Rescatemos la política con principios y con dignidad.

– No podemos apoyar con nuestros votos a los borregos del empresariado capitalista y los partidos de la derecha tradicional, pues se trata de los enemigos históricos del movimiento estudiantil, cuyo proyecto es la privatización de las universidades públicas. Tampoco podemos votar por los operadores políticos de la burocracia gubernamental, pues han demostrado que su prioridad es defender a una clase política que cada vez gira más a la derecha. Antes que legitimar a unos o a otros, luchemos por reconstruir el movimiento estudiantil sobre la base de una inquebrantable autonomía política organizada.

– Los grupos estudiantiles afectos al gobierno y a la derecha opositora han ocupado los espacios de representación estudiantil durante los últimos diez años. Se trata de una década perdida, en la que los servicios estudiantiles han decaído, como es el caso del comedor universitario, mientras que otros han desaparecido, como ha ocurrido con el transporte estudiantil. No ha habido una representación estudiantil genuina en la FCU que defienda los intereses del movimiento estudiantil, pues Tareck El Aissami, Nixon Moreno, Jehyson Guzmán, y Liliana Guerrero, sólo se han ocupado de la agenda de los empresarios golpistas, por un lado, y la agenda del gobierno, por el otro. Votar por las planchas de U78, C86, M20, M13, y sus respectivos aliados, es votar por el continuismo.

– En los últimos 10 años, no ha habido una sola iniciativa ante el CU para crear reglamentos universitarios que apunten a una educación más integral, una mejor distribución de los recursos que la universidad administra, un óptimo funcionamiento de los servicios estudiantiles, la eliminación de los abusos laborales contra los trabajadores y empleados universitarios, o que normen la realización periódica de Asambleas de Facultad con carácter vinculante. Sumemos fuerzas para luchar por esta agenda.

– Los representantes estudiantiles ante el CU y la FCU de uno y otro bando han dejado de luchar por mejoras en las becas estudiantiles para todos, pues ellos están satisfechos con el apoyo económico de las autoridades universitarias y de la burocracia gubernamental.

– Porque los representantes estudiantiles ante el CU y en la FCU, tanto los de la derecha opositora como los de la burocracia, no han querido plantear desde sus espacios de representación, la necesidad de que el gasto universitario esté abierto a la contraloría de la comunidad universitaria, para incluir a estudiantes, profesores, empleados, y obreros, en el control del gasto administrativo y en la lucha contra la corrupción.
Esa tarea sólo la podemos realizar los colectivos autónomos y revolucionarios.

– Porque son los culpables de la dispersión, el apoliticismo, y el conformismo que crecen entre el estudiantado. Necesitamos apuntalar nuevos liderazgos que representen las aspiraciones del estudiantado y no esten comprometidos con el poder del capital o del Estado burgués.

– Porque a los estudiantes no nos representan unos pseudo dirigentes con 15, 20, y hasta 25 años inscritos en la ULA. Semejantes dinosaurios ya están para la jubilación.

– Porque, más allá de la coyuntura electoral, tenemos la posibilidad de fortalecer nuevos colectivos que se están creando en la universidad, y articularlos en la lucha por la democratización universitaria y el voto paritario entre los gremios estudiantil, profesoral, y obrero; sumar fuerzas para enfrentar a los corruptos de la ULA, estar al lado de las luchas obreras y populares. Porque no podemos claudicar ni negociar los principios. ¡La revolución no se pacta, se conquista!

Rechacemos el circo electoral, construyamos una verdadera alternativa que luche por el rescate del movimiento estudiantil

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