Entrevista con Sahar Francis, directora de la ONG palestina Addameer: «Si Israel nos acusa de terroristas es porque estamos teniendo victorias»
Por Lucha Internacionalista (sección de la UIT-CI del Estado español)
15 de noviembre de 2021. Sahar Francis es desde 2006 la directora general de Addameer, una organización con sede en Ramala que da apoyo legal a los presos políticos palestinos dentro de las cárceles palestinas e israelíes. El ministerio de Defensa Israelí acaba de calificarlos de “terroristas”, junto con otras cinco organizaciones palestinas de defensa de los Derechos Humanos.
LI.- Israel acaba de calificar a seis grupos palestinos de defensa de los derechos humanos como organizaciones terroristas. Addameer es uno de ellos
Sahar Francis.- De hecho, esto no es algo nuevo. Israel siempre ha afirmado que las organizaciones palestinas, los sindicatos, los movimientos estudiantiles y todos los activistas que se oponen a la ocupación desde el primer día están asociados al terrorismo. Y utilizan órdenes militares para ilegalizar organizaciones, de todos los partidos políticos, las que están afiliadas a Fatah, a Hamás, a la Yihad Islámica, a partidos de izquierda como el Frente Popular (FPLP).
Después del 11-S, con la “guerra contra el terror” liderada por Estados Unidos e Israel a nivel internacional, decidieron perseguir no sólo a los terroristas sino a las redes de sociedad civil. Y así es como Israel empezó a atacar a organizaciones benéficas afiliadas a Hamás, clubes deportivos, movimientos estudiantiles…. Hasta llegar a las organizaciones de izquierda. En los años de la Segunda Intifada, todos fueron cerrados y su personal encarcelado.
Y ahora Israel ha puesto en el punto de mira a organizaciones de derechos humanos y de ayuda humanitaria y desarrollo, que están teniendo victorias al apoyar a los palestinos sobre el terreno, especialmente agricultores y trabajadores, y exponiendo las graves violaciones de los derechos humanos y los crímenes de guerra de Israel. Han conseguido convencer al fiscal del Tribunal Penal Internacional para que abra una investigación y también convencer al Consejo de Derechos Humanos de la ONU para que publique su lista de empresas internacionales cómplices de la ocupación.
La sede de Addameer ha sido asaltada por la policía israelí, y miembros de nuestro equipo han sido detenidos y están amenazados de expulsión.
LI.- ¿Cómo trata Israel a los presos palestinos?
SF.- Empecemos por señalar que todos son trasladados ilegalmente a cárceles israelíes, lo que constituye de por sí un crimen de guerra. Los alejan para facilitar que el sistema controle toda su vida, especialmente la comunicación con los abogados y sus familiares. Utilizaron la pandemia para cancelar todas las visitas familiares, por lo que los presos estaban totalmente desconectados al no tener tampoco acceso a teléfonos.
Existe un grave problema con el tratamiento sanitario que ofrece el sistema penitenciario. Decenas de presos desarrollan enfermedades crónicas y enfermedades graves como ataques cardíacos o insuficiencia renal. En los últimos dos años hemos perdido a cinco prisioneros por negligencia sanitaria en las cárceles israelíes. En los centros de interrogatorio israelíes se utiliza tortura severa y se somete a los presos a castigos diarios, en nombre de la seguridad, como cuando asaltan sus celdas y los cachean desnudos.
Después de que seis presos consiguieran liberarse en septiembre pasado impusieron un castigo colectivo a todos los presos, los 4.600 prisioneros palestinos detenidos actualmente (incluidos 200 niños): les encerraron en las celdas de 23 horas al día, y no podían comunicarse con sus familias. Por ello muchos emprendieron acciones de resistencia, como desobedecer las órdenes dentro de la cárcel poniéndose de pie (cuando los guardias les obligan a sentarse) o mediante huelgas de hambre. En un caso acabaron prendiendo fuego a sus celdas.
LI.- ¿Cuántos palestinos están bajo detención administrativa ahora mismo? ¿Y qué tipo de gente son?
SF.- Tenemos unos 500 detenidos administrativos. Esto incluye a niños: ahora dos de 17 años. Hay muchos estudiantes, activistas políticos, antiguos parlamentarios y activistas que estaban pensando en presentarse a las elecciones que se habían convocado para mayo del 2020. Y, por supuesto, todos estos presos están detenidos a partir de información secreta. El principal problema de la detención administrativa es que se puede renovar. Alguien puede pasar dos años, tres años, cuatro años sin saber por qué está encerrado entre rejas.
LI.- La pasada primavera vimos una revuelta popular contra el papel de la Autoridad Palestina y la policía palestina, que son vistas por un amplio porcentaje de la población palestina como parte del sistema de empleo.
SF.- Exactamente. Creo que la mayoría del pueblo palestino piensa que la AP está desempeñando un papel de subcontratista. La gente sabe por su experiencia diaria que la ocupación israelita lo controla todo en los territorios ocupados palestinos. Lo ocurrido el pasado mayo fue la respuesta a la decisión de retrasar las elecciones porque todo el mundo, incluida la Autoridad Palestina y Hamás en la Franja de Gaza, es plenamente consciente de que ya no representan al pueblo. La gente que protestaba reclamaba unidad y elecciones. Es por eso que cuando la gente criticaba a la Autoridad Palestina, desgraciadamente, las fuerzas de seguridad palestinas empezaron a arrestar a activistas y asediarlos y torturarlos. Y uno de ellos era Nizar Banat, el conocido activista que iba a presentarse a las elecciones, que había fundado un nuevo partido político. Fue detenido en un principio. Y después fue liberado por la presión pública. Y de nuevo, cuando vinieron a arrestarle en casa de su tío, le mataron a golpes y torturas.
Esto provocó mucha tensión en la sociedad civil palestina, las manifestaciones en varias ciudades fueron atacadas violentamente por la policía palestina y los servicios de seguridad de paisano. Para nosotros fue impactante ver ese nivel de abuso, el acoso sexual, los ataques físicos a manifestantes, incluidos activistas muy conocidos, líderes políticos, que fueron arrestados. Utilizaron el covid como excusa para decir que estas manifestaciones incumplían las restricciones, mientras que las tiendas y restaurantes ya habían reabierto. Esto provocó aún mayor desconfianza hacia la AP. Hay una enorme brecha entre el pueblo y las instituciones, una brecha que se está profundizando. Y esta tensión sigue porque no vemos que realmente estén aprendiendo la lección. No creemos en ellos, y como organizaciones de derechos humanos, estamos exigiendo un cambio real en la ley y las políticas palestinas. Pero, desgraciadamente, no se lo toman en serio.
LI.- Una de las claves en este proceso fue el sentimiento de unidad entre los palestinos de Cisjordania, Gaza y el 48
SF.- Significa mucho, porque también lo han iniciado jóvenes y gente común, no ha sido una decisión de los partidos políticos. De hecho, esto obligó a los partidos políticos a actuar. Es una lástima, sobre todo para los partidos de izquierda, que no estuvieran preparados. Éste es un mensaje muy potente de nuestros jóvenes, a los líderes políticos: “déjenos espacio”. Más del 40% del pueblo palestino tiene menos de 30 años. Toda esta gente nunca ha vivido en democracia, no ha elegido a ninguno de estos líderes políticos. Ahora han demostrado que pueden movilizarse, coordinarse, tener ideas muy potentes y su compromiso con la causa. Pero ningún partido político palestino les está tomando en serio. Tienen que cambiar sus estrategias e incluir a más jóvenes y escuchar sus demandas. Y empezar a pensar en un nuevo programa nacional, una estrategia de liberación. No se puede seguir hablando con esta nueva generación, de los años 70 y de lo que era entonces el programa de la OLP.
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