Corrupción: la evidencia de la descomposición del Psuv y el gobierno

Por Partido Socialismo y Libertad 

La semana pasada fue prodiga en noticias impactantes sobre la corrupción en el seno del gobierno. Primero se trató de la detención de la alcaldesa del municipio Jesús María Semprún del estado Zulia, Keyrineth Selenia Fernández Epieyu. Hecho ocurrido en el municipio Zamora del estado Falcón.

Junto a la alcaldesa fueron detenidos los diputados Taina González, diputada por el estado Zulia y Luis Viloria Chirinos diputado por el estado Táchira. A quienes se les encontró más de 7 kilos de cocaína, y además pertenecerían a una red de narcotráfico que operaba en los estados Zulia y Falcón. Es de destacar que Viloria fue detenido en noviembre del pasado año en La Guaira junto a otras personas, coon más de 330 kilos de cocaína en su poder. La gran pregunta que se hace mucha gente: ¿cómo es que este personaje fue detenido previamente con droga, y ahora se encontraba libre?

Un día después fue detenido el alcalde del municipio Independencia del estado Anzoátegui, Carlos Rafael Vidal Bolívar. Junto al funcionario fueron apresados el fiscal superior del estado Bolívar, Manoel Junior Gil Da Silva; igualmente el capitán de la Guardia Nacional Bolivariana, Antonio José Barrio González, quien fungía como comandante de la tercera compañía de la GNB, en la población de Soledad. Todos estarían involucrados en el contrabando y venta ilegal de combustible.

El Psuv un partido descompuesto que no tiene nada que ver con el socialismo

Se trata de alcaldes y diputados del partido de gobierno, pertenecientes a las nuevas generaciones de militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). La “generación de oro” de Chávez, como se le oye decir a la alcaldesa de Semprún en un vídeo que circula por las redes. Otro de los detenidos es el diputado suplente Luis Viloria Chirinos, del grupo de los llamados “alacranes” progobierno, ligado a Luis Parra.

Estas detenciones no hacen otra cosa que poner en evidencia ante la opinión pública el secreto a voces que circula en todo el país: la corrupción galopante que corroe al chavismo, desde los mismos comienzos del gobierno de Chávez.

Al conocer el caso de la alcaldesa de Semprún, de florido discurso supuestamente “revolucionario», uno podría suponer que se trata de un caso aislado. Pero a los pocos días, salía a la luz pública la detención del alcalde oriental, del capitán de la GNB y de un fiscal del Ministerio Público.

No son casos aislados. Es una práctica común de chavistas y opositores

Desde el Partido Socialismo y Libertad no creemos que se trata de casos aislados o de simples manzanas podridas. Estos casos son más bien la punta del iceberg que patetizan la avanzada descomposición del partido de gobierno. El Psuv es un partido enfermo, descompuesto, devorado por la tentación de los privilegios que ofrece el poder que detentan desde hace más de dos décadas.

La lista de casos de corrupción es larga, y compite con la que adecos y copeyanos saquearon las arcas del tesoro nacional. Aquí solo mencionaremos algunos casos: los chanchullos del Plan Bolívar 2000, del que ya nadie se acuerda, y que involucró al general Víctor Cruz Weffer, que fue acusado por la Fiscalía de enriquecimiento ilícito pero que hoy sigue libre, y recientemente apareció mencionado en el caso de los Panamá Papers por supuestamente abrir una empresa en el paraíso fiscal de las islas Seychelles en 2007.

Pdvsa no escapa a los negocios turbios: para muestra un botón. El fraude con el fondo de pensiones de Pdvsa, el accidente de la refinería de Amuay en el estado Falcón, y presuntos sobornos que salpican a la brasileña Petrobras, casos en los cuales estaría involucrado Rafael Ramírez, mano derecha de Chávez, hoy caído en desgracia.

El mil millonario robo con Cadivi. Según los exministros Jorge Giordani y Héctor Navarro, se habrían malversado a través de la entrega de divisas más de 330 mil millones de dólares. En el año 2014 Maduro dijo que se investigaría y se publicaría la lista de los involucrados en el jugoso negociado. Hasta el sol de hoy no hay nadie preso y nunca se publicó la fulana lista.

La comida podrida de Pdval; la estafa de las plantas eléctricas dañadas adquiridas por los “bolichicos” en asociación con altos personajes del gobierno; el monumental robo perpetrado por la transnacional Odebrecht ligada a Lula Da Silva, por el cual no hay nadie detenido, y cuya evidencia más tangible son las numerosas obras inconclusas existentes en todo el país.

Sin duda, queda planteada la siguiente pregunta: ¿cuántos alcaldes, gobernadores, diputados, concejales y legisladores más estarán involucrados en hechos de corrupción? ¿cuántos militares, policías y otros funcionarios? El pueblo venezolano en su infinita sabiduría, muy probablemente pensará que estos no son los únicos corruptos en el gobierno.

Pero esto no es exclusivo de funcionarios gubernamentales y militantes chavistas. En el reciente pasado puntofijista la corrupción de adecos y copeyanos era moneda común. Pero también durante los últimos años hemos visto a personeros de los partidos de la oposición patronal envueltos en escándalos de corrupción, basta recordar los manejos turbios de Guaidó y sus aliados con la empresa Monómeros en Colombia; la utilización discrecional de recursos facilitados por el imperialismo norteamericano en el marco de la llamada ayuda humanitaria en febrero de 2019, donde por cierto estuvo involucrado Freddy Superlano, de Voluntad Popular, quien fuera candidato a gobernador en Barinas.

Diosdado Cabello, vicepresidente del Psuv, hábilmente sale a deslindarse de sus corruptos. Por supuesto, ante la evidencia contundente no le queda otra. Pero esto no es más que tomar unos chivos expiatorios, no muy encumbrados en la nomenclatura chavista, para proteger a los peces gordos. Y al mismo tiempo presentar los últimos casos de corrupción como hechos aislados, determinados por ambiciones personales. Presentándose ante la opinión pública como adalides de la lucha contra la corrupción.

No obstante, se han acumulado tantos casos sin resolver y sin castigo, que ya es difícil recuperar la imagen ante el pueblo trabajador venezolano que sufre los rigores de la crisis y del paquetazo de ajuste que el gobierno descarga sobre sus hombros, y que no se cree sus golpes de pecho.

La corrupción es hija bastarda del capitalismo

En rigor el fenómeno de la corrupción es consustancial al capitalismo. De hecho, este sistema está cimentado en el robo, en el despojo del trabajo ajeno por parte de los capitalistas, que se apropian del esfuerzo de los trabajadores a través de la plusvalía. Efectivamente, como dijo Diosdado Cabello, vicepresidente del Psuv, estos hechos de corrupción son “el capitalismo en su máxima expresión”.

Venezuela sigue siendo un país capitalista, más allá del doble discurso del gobierno. En nuestro país continúa la explotación de trabajadores y trabajadoras con el trasfondo del falso socialismo chavista.

El capitalismo es un sistema de la expropiación, el robo y el pillaje. La cultura del individualismo, de la riqueza fácil, siguen estando en la base del funcionamiento del sistema y de nuestra sociedad. Sigue prevaleciendo el lucro a través de cualquier medio, sea legal o ilegal. De allí que no deba extrañar que jóvenes dirigentes del Psuv, como los recientemente detenidos, se vean involucrados en hechos de corrupción.

La corrupción galopante en todos los niveles públicos pero también en el sector privado, que muchas veces se asocia a los funcionarios del Estado para saltarse las leyes, y obtener provecho o ventajas económicas, es uno de los elementos que explica la grave situación de crisis social y económica que vive hoy nuestro país.

El robo de los recursos del Estado en nuestra empresa petrolera, en las empresas básicas, en Corpoelec, y en otros sectores, está en la base de las penurias que pasa el pueblo trabajador venezolano en las colas para obtener gasolina; en la espera por obtener una bombona de gas; en el pésimo servicio de transporte; en las interminables horas perdidas esperando un tren en el Metro de Caracas; en las obras inconclusas que podrían haber hecho más llevadera la vida cotidiana; con los electrodomésticos dañados por los constantes apagones. Los robos, negociados y la malversación perpetrados por los funcionarios del Estado, explican la destrucción de la infraestructura y los graves trastornos en los servicios públicos.

Es así que detrás de la corrupción sin freno están los trabajadores con salarios de hambre, sin medicinas ni salud, sin educación, los pensionados muriéndose de hambre, mientras el gobierno hace propaganda a través de los medios hablando de una supuesta recuperación que sólo estaría beneficiando a empresarios, banqueros, transnacionales y funcionarios.

Caracas, 1 de febrero de 2022

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