A 6 años de mi participación en el equipo publicador de Aporrea.org

Por Andrea Pacheco

#AporreaMeBloqueo: Democratización y
renovación, los nuevos retos de la comunicación popular alternativa

Aunque hoy ya no formo parte del equipo publicador de
Aporrea.org por razones ajenas a mi voluntad, me reivindicó y seguiré reivindicando como parte de la extraordinaria experiencia comunicacional que significó la Asamblea Popular Revolucionaria del 2002, momento en el que surge la semilla de lo que en años subsiguientes
se convirtió en una referencia obligada para quienes deseen hacerle seguimiento a lo que pasa diariamente en el país, pero que a sus 17 años de existencia nos obliga a reflexionar y repensar muchos aspectos sobre los medios de comunicación y su papel en estos
tiempos tumultuosos que vivimos en Venezuela.

El enfoque de Aporrea ha suscitado reconocimientos y
críticas, generado polémicas que trascienden la comunidad allegada de Aporrea.org y se posicionan en la opinión pública nacional.

Desde esta nueva etapa en la que deseo integrarme, como
articulista de opinión (si me lo permiten los compañeros del equipo editorial) quiero compartir mi experiencia de los 6 años de trabajo en Aporrea.org y con este balance particular informar que se ha dado por culminada mi etapa como editora y publicadora de
manera unilateral, sin notificación previa y sin justificación aparente. Este trabajo que enriqueció mi ejercicio profesional, fue además un gran espacio de activismo y compromiso político que trascendió mi vida laboral. Por eso creo merecer no sólo el respeto
en el marco de las leyes laborales y los principios éticos profesionales que mediaron mi relación con Aporrea.org sino también un trato considerado con el tiempo y la dedicación militantes que forjaron una gran parte de mi identidad, construida con altos y
bajos a lo largo de 6 años ininterrumpidos de creación de contenidos exclusivos de la más variada indole para Aporrea.org

Medios Alternativos: un balance necesario

En primer lugar, quiero recalcar que la experiencia de
la comunicación popular es un enfoque que atravesó de forma muy particular al proceso bolivariano y constituyó uno de los movimientos sociales más dinámicos de los primeros años de este proceso.

A través de la radio comunitaria Radio Libre Negro Primero
en donde fungí como productora y locutora del programa Encuentro Perú Pueblo, un espacio radial de la comunidad peruana migrante residente en Caracas, inicié mi trabajo en el campo de la comunicación alternativa, participando activamente en lo que entonces
se percibió como una conquista para el movimiento popular: el cese de la concesión a RCTV y la nueva ley de comunicación mejor conocida como Ley RESORTE.

Aunque eso antecede mi experiencia en Aporrea.org, que
inicie en el año 2013, creo importante incorporar la lucha por la democratización del espacio radioeléctrico que se produjo en el 2007 y que significó un hito para nuestros movimientos.

En aquellos años la beligerancia con la que se planteaban
las ideas dejaban pocos espacios para la reflexión y por su puesto para profundizar sobre las dimensiones de las transformaciones que estábamos a punto de sufrir. Desde el campo de los medios alternativos cada vez se hace urgente y necesario un balance descarnado
y de cara al ambiente de censura y autocensura generalizado, donde la libertad de expresión fue definitivamente instrumentalizada bajo el juego del poder.

RCTV a la luz del 2019

A pesar de las grandes expectativas y esfuerzos del movimiento
de comunicación alternativa en el año 2007, aquellos espacios prometidos para los sectores organizados del poder popular (33% del espectro radioeléctrico) en la realidad fueron asumidos por el estado al servicio de la propaganda oficial, bien directamente
a través del Ministerio de Comunicación o indirectamente a través de la cooptación de las emisoras y productoras comunitarias.

El evento más representativo fue el caso de RCTV, una
lucha que se realizó en medio de una serie de exigencias de los sujetos populares a la luz de la hegemonía comunicacional que ejercían un puñado de las familias más pudientes del país en representación de una élite criolla que se sentía amenazada por la llegada
de Chávez y la reconfiguración de la distribución de la renta petrolera junto al poder comunicacional que de esto se desprendía. En este panorama el papel de los medios alternativos prefiguraba un territorio de posibilidades ¿Qué fue lo que sucedió con las
masivas marchas del 2007? ¿Qué sucedió con los cientos de radios, medios digitales, periódicos, productores independientes…?…. En fin ¿Que sucedió con el vibrante movimiento que tomó la calle el 11, 12 y 13 de abril del 2002 y se convirtió en una marea de
expectativas a la luz de un proceso que reclamaba democracia e inclusión?

17 años
después de aquel abril y 12 años después de la coyuntura del 2007 surgen, al menos para en mi experiencia política
y profesional, grandes aprendizajes para la comunicación alternativa y su imposibilidad de consolidarse como movimiento
autónomo. Aprendizajes, igualmente, para toda la sociedad venezolana en búsqueda de mayores libertades y derechos:


Déficit de democracia
interna: muchos actores del movimiento de la
comunicación popular se vieron confrontados a las tensiones propias de la polarización a la que constantemente era dirigido el discurso desde el gobierno, especialmente por parte de Chávez. Esto configuró un escenario de disputa en las direcciones y bases
del movimiento y en particular en el movimiento de la comunicación alternativa que redundaron en acciones de censura interna e inclusive expulsiones arbitrarias que fueron debilitando al movimiento y haciéndolo más uniforme.


Direcciones personalistas
y mesiánicas: direcciones que llevan décadas
y décadas sin ser renovadas o tan siquiera cuestionadas, radios comunitarias que funcionan como megáfonos de sus directores, donde no hay una clara diferenciación del rol comunitario/institucional del medio y de la vocería personal del líder. Esto contribuye
al déficit de democracia interna pues los mecanismos de decisión se tornan más verticales y arbitrarios.


Falta de pluralidad
y mal manejo de la disidencia: los muchos momentos
de “purga” por los que pasaron los diversos movimientos sociales al calor del proceso fueron evidenciando el carácter hegemónico del chavismo, la imposibilidad de manejar las diferencias tácticas (ejemplo, una elección presidencial) por encima de los principios
de la democracia interna (convivir siendo minoría) y menos aún plantearse la posibilidad del consenso. De cierta forma la lógica mística que encubría el mesianismo de Chávez llevó a los movimientos a diluirse incluso contra sus propios intereses de sector
y/o de clase.


Falta de contraloría
social y de los trabajadores: actualmente existen
medios digitales y movimientos de la comunicación popular y alternativa haciendo experiencias de democracia abierta a través de herramientas digitales que permiten a trabajadores y usuarios conocer de primera mano la gestión de los recursos y el diseño de
la línea editorial de forma colaborativa. Al estar familiarizados con estas plataformas y contribuir con la formación ciudadana para el desarrollo de la democracia en nuestros países, los medios digitales y el engranaje del sistema de comunicación popular
son un pilar fundamental en el desarrollo de la democracia directa. Su primer entorno es su gestión periodística, financiera y política. Es por eso que a la cuestión de la democracia interna en el ámbito editorial también se le suma las ambigüedades y disfuncionalidades
de una institución cuya definición, forma de organización y toma de decisiones queda al arbitrio de quienes manejan los recursos tecnológicos y financieros. Se merma así la garantía de la expresión equitativa de los sectores y personas que no poseen dichos
recursos. Es por eso que al construir nuestros medios alternativos debemos preguntarnos cómo es el modelo de gestión y relacionamiento de las personas y/u organizaciones que lo conforman, garantizando el sano desenvolvimiento de las relaciones laborales, las
relaciones personales, las relaciones políticas y los derechos de la libertad de expresión de cada de uno de los involucrados.

El ámbito de los medios alternativos estuvo repleto de
casos muy lamentables de mala gestión de recursos y uso discrecional de los mismos (experiencia de la que felizmente se salvó Aporrea.org) pero que en otros casos se constituyeron como modus operandi de pseudo- movimientos sociales que hicieron de la comunicación
alternativa un medio de lucro y corrupción. Estas son algunas de las más agudas aristas de lo que considero un necesario balance del movimiento en el marco de un proceso de declive del ejercicio y garantía de los derechos a informarse y comunicarse. Hoy estamos
llamados a la revisión y la auto reflexión.

¿Aporrea dispuesta a la transformación?

Después de 6 años de trabajo en Aporrea.org queda de
mi parte poner a disposición mi trabajo de reportajes, periodismo investigativo, publicación, así como de opinión que produje para éste portal web. Pongo a disposición años de experiencia que acumulé en primer lugar instalándome en Valencia, Carabobo donde
produje reportajes exclusivos desde la zona industrial de éste corazón sindical de Venezuela y donde recogí mayor parte de mi experiencia como comunicadora y activista. Ahí aprendí que el principio de clase se sobrepone a cualquier diferencia de índole partidista
y que a los trabajadores hay que defenderlos en sus derechos laborales sean de la ideología que sean.

Ese principio que guió la línea editorial de Aporrea.org
parece cada vez mas lejano. Pareciera que el carácter alternativo y comunitario con el que inició en el 2002 se encuentra cada vez más desplazado por una línea editorial que parece errática pero que en el fondo solo deja percibir (por acción u omisión) una
cara pro gubernamental no solo en la portada y en las noticias destacadas sino a la flexibilidad con la que frecuentemente se promocionan mensajes de odio e intolerancia o se hace eco de las campañas gubernamentales a favor de estructuras de terror como las
FAES, por ejemplo.

Como enfoque del hecho noticioso e informativo, así como
de cobertura de la lucha política y social de los sujetos populares tradicionalmente excluidos de las grandes matrices mediáticas y de los patrones de cobertura dominantes, la reproducción del mensaje oficialista excluye al sujeto de la comunicación popular,
poniéndolo al servicio de la polarización, diluyendo su verdadero interés como oprimido en discursos a veces reaccionarios. Tal es la razón que Aporrea.org antes que identificarse con otros medios igual de censurados y excluidos como El Nacional o La Patilla,
prefiere catalogarlos de burgueses o imperialistas. La
libertad de expresión dentro de Aporrea.org esta altamente condicionada por la política de un sector y ese debate no está abierto a discusión con trabajadores ni usuarios.

La comunicación popular y alternativa integra herramientas
de la comunicación tradicional en el sentido de buscar la efectividad en la recepción del mensaje. Sus principales escenarios de acción están constituidos por frentes bien diferenciados en constante interrelación: La calle (la protesta), Las redes sociales,
los medios digitales y radio Bemba (lo que dice la gente en el lugar). Si la fuente de la noticia se limita a la fuente oficial y se empieza a excluir a los sujetos populares disidentes o solo le damos cabida a los que piensan como nosotros, entonces, ¿Dónde
queda la comunicación popular alternativa?

Comunicación popular y alternativa:
una herramienta de incidencia política para los movimientos sociales

Hoy está más claro que nunca que cuando discutimos sobre
comunicación popular alternativa estamos discutiendo sobre política, sobre qué actores están siendo representados en ese mundo virtual que configuran las redes sociales y los medios digitales en donde tenemos nuestro mayor alcance.

En un país donde se hace cada vez más palpable el cerco
comunicacional que protagonizan medios del estado principalmente, pero también medios privados que aún persisten en constante negociación con el gobierno, los medios alternativos juegan un papel vital. Es por eso que a pesar de la censura y autocensura debemos
seguir dialogando y construyendo puentes, abriendo debates que parecen muy difíciles o imposibles.

Como expresión del movimiento popular nuestros medios
digitales, radios, periódicos y cualquier otra manifestación comunicacional no está ajena de la visión política y partidista que tengamos, pero también debemos tomar conciencia de su funcionalidad para los movimientos y para el desarrollo de la democracia
en estos tiempos turbulentos. Qué
la comunicación popular sirva para multiplicar nuestras voces y no para callarlas y censurarlas.
Para eso ya está el gobierno nacional.

El legado del movimiento comunicacional alternativo sigue
vivo en las organizaciones que reproducen con esfuerzo una matriz independiente y plural, aquellas que son capaces de comprender lo significativamente relacionados que están la democracia y la libertad de expresión. Bajo este enfoque entonces la comunicación
es un derecho humano fundamental y cualquier acción dirigida a limitarla (u omisión consciente) es una violación a este derecho humano. En el caso de los medios de la comunicación popular el reto es superior ya que nuestro sujeto comunicacional son los sectores
oprimidos tradicionalmente excluidos de la cobertura informativa.

Aporrea (una explicación)

Por último y no menos importante quisiera informar a
todos a quienes amablemente me han preguntado por el bloqueo arbitrario del que he sido objeto por parte de Aporrea.org: yo aún estoy esperando una explicación.

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¡Por más medios libres, alternativos, comunitarios e
independientes!

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