Carta abierta a mis compañeros de lucha del Gremio Profesoral sobre el peligro que acecha a los Fondos de Jubilaciones

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 Por: Rolando Gaitan*

Desafortunadamente para mí, no voy a poder estar en la asamblea que convoca Fopediuc este próximo viernes 8 para discutir el punto muy específico del Fondo de Jubilaciones y Pensiones. Sin embargo, deseo compartir algunas impresiones un poco más allá de este asunto particular enmarcado dentro de la crisis que atraviesa nuestro país y que tiene que ver con ese conflictivo futuro que se le plantea a la Universidad como ente autónomo y, en fin nuestra fuente de trabajo. Como ustedes me conocen, soy una persona de no muchas palabras y discursos y me gusta ir al grano y la acción. De una manera honesta quiero expresarles lo siguiente.

Como cualquier grupo de personas que dependemos de nuestro salario para llevar el sustento a nuestros hogares, constatamos día a día que Venezuela sufre la inflación más alta del hemisferio y que el desabastecimiento de productos de primera necesidad, sobre todo de alimentos, es una realidad ineludible.

Venezuela es el país con la mayor tasa de inflación en Latinoamérica. El costo de la vida aumentó 60,9% desde mayo 2013 hasta mayo 2014. Según fuentes públicas, Maracaibo encabeza la lista de ciudades con mayor inflación en lo que va de año con el 24,1%, le sigue con 23,8%  San Cristóbal, con 23% Maturín, con 22,9%  Mérida y el resto a nivel nacional suman el 23,2%. El salario promedio en el país equivale a 1,5 veces el salario mínimo, cifra que ha experimentado una progresiva reducción en 15 años. Todo esto da cuenta del deterioro del poder adquisitivo del Venezolano y el sector Educativo no escapa a esto.

Por si fuera poco, hace pocos meses Maduro manifestó su disposición a revisar la Ley del Trabajo (LOTTT) y la inamovilidad laboral, todo para “mejorar” la productividad. Por supuesto, todo esto enmarcado dentro de las “mesas de diálogo” que los patronos vienen concertando con el gobierno, propiciando entre otras cosas la ola de despidos con el visto bueno de las Inspectorías del Trabajo, que en la gran mayoría de los casos falla a favor de los patronos y de la cual ya somos testigos. En efecto, en mayo el vicepresidente de Fedecámaras, Francisco Martínez, confirmó que se están procesando muchas calificaciones de despido en las Inspectorías de Trabajo. La lista de despidos es grande, nada más en Carabobo, por ejemplo, en la Chrysler se despidieron a 119 trabajadores (luego de que el gobierno otorgara a esta empresa $35 millones), en Aerocav de Paseo Las Industrias echaron a más de 100 trabajadores, etc.

La arremetida del Gobierno y los empresarios contra los trabajadores se sigue expresando también con los despidos de dirigentes sindicales como Orlando Chirinos, presidente de la Alianza Nacional de Trabajadores Cementeros (Antracem), y Osmary Escalona, secretaria general del sindicato del IVSS-Lara, por el hecho de defender los intereses de los trabajadores. A lo que se suman los 15 trabajadores de Alentuy en Lara presos, y 52 procesados en Carabobo por un tribunal agrario, por defender sus derechos como clase.

La crisis de las divisas que debe otorgar el gobierno para la compra de materia prima y la persecución o criminalización de la cual siguen siendo víctimas tantos luchadores y luchadoras, han sido detonantes de esta situación conflictiva en la que se despiden trabajadores aun cuando hay una supuesta inamovilidad laboral. En el caso de las empresas POLAR, por ejemplo no se echó a nadie pero a los trabajadores les pagaron sueldo básico sin incidencia en las prestaciones, sin embargo cuando el paro patronal del 2002 la empresa POLAR por conveniencia pagó completo el salario. Así como la desfachatez de la patronal no tiene límites, los trabajadores no tienen por qué aguantar la arbitrariedad de los grandes empresarios y el Gobierno que ante la menor posibilidad de pérdida, los primeros que  “pagan los platos rotos” son los de abajo. Es así como la frase “la cuerda revienta por lo más delgado” es una frase que hoy está instaurada en Venezuela debido a que, para completar los sindicatos y gremios afectos al chavismo o los que se anotan en “la salida”, sin importarles en el fondo los intereses de la clase trabajadora, solo han servido para el arrodillamiento y desmovilización de los trabajadores… y así es más fácil sacarle al pueblo lo que los de arriba han dejado de ganar en la crisis.

Maduro y su combo empresarial (rojitos y multicolores) nos están haciendo pagar a los trabajadores y el pueblo una crisis de la cual no somos culpables, cosa similar a la que en este preciso momento está ocurriendo en otras partes del mundo. Este gobierno que se autoproclama “obrerista” (y ni hablemos de la aventura psicodélica del “socialismo del siglo 21”) es protagonista de una inmensa lista de hechos de corrupción e ineptitud administrativa: auspicio de empresas de maletín que al menos desde hace 2 años se llevaron más de $ 25.000 millones, negocios de medicinas vencidas, corrupción en empresas estatizadas, paralización de más de 4.000 obras en construcción con pérdidas que ascienden a los $7.000 millones, el desfalco de los Hospitales, la pérdida de más de $ 70 millones por alimentos descompuestos en las Aduanas, en buena parte debido al manejo corrupto de la Guardia Nacional Bolivariana, los negocios turbios en las adjudicaciones directas realizadas por el Ministerio de Energía Eléctricas y paremos de contar.

Por estas razones el gobierno de Maduro y su banda de corruptos quieren echarle mano a cuanto puedan para poder seguir “chupando” y mantenerse a flote. Y es así como por ejemplo Maduro utiliza el Congreso del PSUV para comenzar a orquestar otro ataque más al bolsillo del venezolano: el aumento en los precios de los combustibles, entre otras medidas. A esto se agrega que Maduro quiere “raspar la olla” con las universidades autónomas al auditar solamente las universidades que están inscritas dentro de Averu y colocando su mirada de rapiña en los fondos que provienen del bolsillo de los Profesores y que por tanto pertenecen a estos últimos.

Cuando uno escucha a Maduro decir frases como: «Estamos puliendo los mecanismos de la creación del Fondo Nacional de Prestaciones Sociales y de protección de las cajas de ahorros de los trabajadores…”  o en voz del coordinador general de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, Carlos López, al anunciar la creación del Fondo Nacional de Ahorro de Prestaciones Sociales: “…para que las prestaciones sociales les rindan en el fideicomiso aún más”, la mala espina se pone a la orden del día y unos ya saben que lo que se pretende es el asalto a los ahorros de los Profesores. Y esto no es de gratis, puesto que la corrupción, ineptitud y malversación de este gobierno es tal que es altamente improbable que éstos puedan asumir responsablemente una política social para impulsar un sistema de pensiones sostenible que beneficie a la clase trabajadora y no a los que siguen parasitando del Estado. ¿Cuál sería mi ideal intermedio? Que la clase trabajadora del país, nucleada en una Central de Trabajadores que defienda los intereses de la clase y no de los patronos y la burocracia sindical, administre autónomamente y democráticamente un fondo para pensiones cuyo capital “semilla” provenga  del excedente de la riqueza producida por los ingresos derivados del petróleo, esto último copiándome del caso Noruego. Pero, por supuesto ni tenemos una Central clasista y consecuente, ni el petróleo es 100% venezolano, ni el gobierno es eficiente.

Me atrevo a decir que en la realidad, lo más probable es que, así como el gobierno imponga su “sistema” de prestaciones a nivel nacional,  la tendencia en los diversos gremios profesorales sea la de “esconder el dinero bajo el colchón” como lo ocurrido en la UCV  en la que “ante las amenazas provenientes del Estado  sobre los Fondos de Jubilaciones y Pensiones de las Universidades, la UCV, la APUCV y el Consejo de Profesores Universitarios Jubilados de la UCV, acordaron la disolución de la Fundación Fondo de Jubilaciones y Pensiones de la UCV, transferir los Fondos a la Universidad Central de Venezuela y que estos fuesen destinados a la Seguridad Social del Profesorado” (acuerdo unánime de la APUCV).

La razón de por qué creo que esto es una ”tendencia” está fundamentada en el simple hecho de que nuestra Federación, FAPUV ha sido incapaz de apersonarse en las universidades para denunciar frente a las bases la situación de crisis que estamos atravesando, ha sido incapaz de orientar certeramente a las asociaciones para la realización de asambleas en las que las bases se doten de un plan de lucha en defensa de los fondos de jubilaciones y las Normas de Homologación, que representan nuestro sistema de escala móvil de salarios.

Mientras FAPUV siga con el burocratismo y siga anunciando por twitter que, palabras más palabras menos  “invita a los profesores a luchar a partir del septiembre por ajuste salarial” y no escuche a las bases y se plantee en serio la necesidad de un plan de movilización de los profesores, no vamos a ningún lado. En cambio yo sigo creyendo que debemos retomar lo que hemos aprendido durante la experiencia del Paro nacional universitario del 2013, en la que desde las bases impusimos un plan de lucha muy pese a ciertos sectores pro-gobierno como de la burocracia gremial. Más allá del asunto particular de nuestro Fondo de Jubilaciones y el necesario llamado a elecciones de Fopediuc, debemos prepararnos para la pelea por un salario digno y, en fin la defensa de las Normas de Homologación (NH). Pienso que debemos emplazar a nuestra asociación APUC a convocar a asambleas de base en cada facultad en septiembre para preparar la lucha por el salario y las NH,  y , definitivamente, apuesto a la reactivación del comité de conflicto que durante el paro del año pasado jugó un rol fundamental en la movilización y articulación de las acciones de calle de las bases profesorales.

 “Sigamos en la pelea, sigamos a fondo en la defensa de la Universidad autónoma, democrática, crítica y autocrítica, sigamos en la lucha por un salario digno, sigamos insistiendo en la movilización de las bases profesorales.”

*Vice-Presidente Seccional  FACYT-UC, miembro de la Asociación de Profesores de la UC y de C-CURA.

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