Chávez califica de traidores al PPT y al PCV. ¿A nombre del socialismo?
Los ataques desproporcionados del presidente Chávez hacia partidos aliados, calificándolos de contrarrevolucionarios, por no apoyar a todos los candidatos del PSUV, deben llamar al movimiento obrero y popular a la reflexión, y a contrastar estos ataques con su propia experiencia. No es la primera vez que vemos este comportamiento: en lo que va de año le tocó al movimiento popular del 23 de Enero ser llamado «terrorista», y a la Asamblea Popular del Sur se le endilgó ser «anarquista».
Por: Simón Rodríguez Porras
Los ataques desproporcionados del presidente Chávez hacia partidos aliados, calificándolos de contrarrevolucionarios, por no apoyar a todos los candidatos del PSUV, deben llamar al movimiento obrero y popular a la reflexión, y a contrastar estos ataques con su propia experiencia. No es la primera vez que vemos este comportamiento: en lo que va de año le tocó al movimiento popular del 23 de Enero ser llamado «terrorista», y a la Asamblea Popular del Sur se le endilgó ser «anarquista». Siguiendo este mal ejemplo, los ministros han hecho lo propio, atacando por contrarrevolucionarios a los que luchan, desde los trabajadores de Sidor, hasta las comunidades Yukpa en Perijá. Contrariamente, los socialistas revolucionarios creemos que el movimiento popular en lucha es la vida del proceso revolucionario, y que su negación está tanto en la reacción de los explotadores, como en los aparatos burocráticos que pretenden amarrar al movimiento popular, y constreñirlo a los límites de la «gobernabilidad» capitalista.
Esta vez no se trata de un ataque a un sector popular en lucha, sino de un conflicto burocrático por cuotas electorales. A raíz de la imposibilidad de lograr que el PCV y el PPT apoyen la totalidad de los candidatos del PSUV para las elecciones regionales de noviembre, el presidente Chávez arremetió en contra de estos partidos, amenazándolos con darse a la tarea de desaparecerlos del mapa político por «traidores» y «desleales». Irónicamente, esos partidos han acompañado al presidente Chávez y le han brindado apoyo incluso cuando su gobierno tomó medidas de franco retroceso y conciliación con la burguesía, como cuando negoció con el empresariado luego de los paros patronales y el golpe de Estado, cuando liberó decenas de paramilitares capturados en la finca Daktarí, cuando intentó darle rango constitucional a las empresas mixtas, cuando otorgó la amnistía presidencial a los fascistas, o cuando llamó a establecer una alianza estratégica con la burguesía nacional. Ahora todo indica que esta alianza es más sólida, y verdaderamente estratégica, que la Alianza Patriótica, aquel marco partidista con el cual se intentó unificar la política electoral de los partidos que apoyan al gobierno.
La dirección del PSUV, como la del PCV y el PPT, comparten la misma estrategia política de entendimientos con la burguesía y reformas graduales. En el caso del PCV, este tránsito está esquematizado bajo la tesis de la revolución por etapas, en otras palabras, la revolución socialista debe ser antecedida históricamente por un proceso de «liberación nacional» en el que no se lucha contra el dominio de los explotadores burgueses, sino que se procura la alianza con la burguesía nacional para «desarrollar las fuerzas productivas» en el marco capitalista, posponiendo hacia un futuro lejano la lucha revolucionaria. Si el PCV, como todos los partidos de orientación estalinista, intenta subordinar a la clase obrera a alianzas con sus enemigos de clase, el PSUV y el PPT admiten en su militancia a empresarios y latifundistas. El PSUV no sólo es un partido para los empresarios, sino también un partido de los empresarios, pues los explotadores son invitados por el propio presidente a participar, junto con el pueblo trabajador, en esta organización policlasista.
Dentro del PCV y el PPT, como también en el PSUV, militan luchadores honestos, quienes creen de buena fe que por los caminos del reformismo que plantean sus dirigencias se puede avanzar hacia el socialismo. A aquellos que injustamente han sido llamados contrarrevolucionarios por el presidente Chávez, les extendemos nuestra solidaridad, y los convocamos a realizar un debate serio y profundo sobre estos temas.
Para nosotros, los verdaderos traidores son los ministros y funcionarios que han ordenado la represión a los trabajadores en Sanitarios Maracay, Sidor, o la Planta de Tratamiento de Desechos Sólidos de Mérida; traidores los altos funcionarios que han exigido a los Yukpas que compartan sus tierras con los ganaderos ladrones; en fin, traidores son todos aquellos que a nombre de una estrategia reformista se ponen del lado de los explotadores en la lucha de clases.
Por ello, desde nuestro partido planteamos que es más urgente que nunca construir una dirección política democrática y verdaderamente revolucionaria, que luche consecuentemente y con el método de la movilización contra los explotadores, vístanse del color que se vistan. Un partido de los trabajadores que luche por el socialismo sin patronos, burócratas corruptos, ni empresas mixtas.