La crisis del gobierno, se mide en los hospitales

El sistema de salud sin remedio.

La primera riqueza es la salud. (Ralp W. Emerson)

crisis hospitalaria

Por: Emily Barrios

El sistema de salud sin remedio.

La primera riqueza es la salud. (Ralp W. Emerson)

Dentro de tantas cosas por las cuales luchar en este país, queda siempre a la espera, el área de la salud, que es tan importante para cualquier ser humano, puesto que es el pilar de todas nuestras acciones.

En base a lo anteriormente dicho, es importante recalcar que a partir de enero del presente año el desabastecimiento de medicamentos arrancó aproximadamente en un 40%, y con el paso de los días, este porcentaje va en aumento. En el sector farmacéutico, la escases se estima en 60%. La razón, es que las casas importadoras no reciben las divisas ($) que requieren al hacer los pedidos a laboratorios fabricantes de medicamentos.

Tan solo han transcurrido cuatro meses y las droguerías se han visto afectadas un 20% más. El drama se vive y escenifica en hospitales y clínicas, y lo padecen los venezolanos de a pie, a quienes no les alcanza el salario que ganan y tristemente son los más afectados ante la especulación de medicinas e implementos médicos. En nuestros hospitales los pacientes a los que la CRBV les “garantiza el derecho a la salud”, deben provisionar los implementos y medicinas para ser atendidos.

Los paros y manifestaciones de los gremios de la salud han reclamado en el primer trimestre del año las dotaciones presupuestarias, implementos y medicinas, además de aumentos salariales acorde al costo de la vida. Desde el JM de los Ríos, en San Bernandino hasta el Hospital Uyapar, -en Guayana- la crisis es evidente y nacional. A los médicos de estos dos hospitales podemos sumar las manifestaciones en los Magallanes de Catia, el Hospital de Valencia, Hospital Periférico de Coche o el cierre de secciones como en el caso del Victorino Santaella, -traumatología- y culmine usted la lista. Ahora sumémosle una nueva modalidad de exigencia y protesta, que se desarrolla en el país. Además de los enfermos con cáncer, los epilépticos, los que sufren osteoporosis, artritis, hepáticos, los hemofílicos, hipertensos, entre otros con padecimientos crónicos que deben tomar medicación diaria y estricta, por lo cual recorren diversas farmacias con desespero y preocupación por cumplir con el tratamiento indicado.

Como si fuese poco para un paciente, el estado de luto que experimenta al vivir con un diagnóstico, debe también padecer la dura realidad de no encontrar medicinas, siendo los más aquejados los pacientes con enfermedades raras, debido a que la industria farmacéutica tiene poco interés en la producción de algunos medicamentos en comparación con otros, por el pequeño mercado que representan las personas con enfermedades raras. Con la escasez que hay de medicamentos actualmente en Venezuela, este pequeño sector de pacientes se ve afectado muchísimo más de lo normal.

La división social del trabajo puede ser un factor en la “selección de enfermedades”. Precisemos el sentido de esta afirmación, ya que las enfermedades no se eligen, ni afectan a las personas por su religión, cultura, raza, edad, ni mucho menos por su inclinación política. Lo que sí está claro es que determinados trabajos pueden ser fuentes de un particular tipo de enfermedades. Y es en este espacio en el que se estudian las enfermedades profesionales. Respecto a este tema, nos preguntamos: ¿Cuál ha sido el avance en los últimos años en nuestro país? ¿No debería ser este un tema importante para el que dice ser un presidente obrero? Sin embargo, que ha visto usted?

Ya a finales del 2013 se anunció una reducción presupuestaria en el sistema de salud en el orden del 31% para este año. En línea contraria el gobierno afirma destinar gran parte de la renta petrolera al sector salud. La realidad es que la Misión Barrio Adentro, y la Misión Milagro, entre otras misiones, al igual que los sistemas médicos implementados por la oposición en los estados Miranda y Lara, como lo son los Pronto Socorro, tampoco cubren las necesidades médicas de la mayoría de la población, debido a que son proyectos a media máquina, monstruos de papel que responden no a las necesidades reales sino a las diatribas políticas. Se derrumban por la ineficiencia. Son potes de humo donde no existen medicamentos, reactivos ni los implementos necesarios para atender a los más necesitados, y sin contraloría social.

La salud está en una encrucijada entre la crisis hospitalaria y el festín del reparto de la renta petrolera de estos 14 años. Irónicamente –recordemos- el presidente Hugo Chávez, donó diez millones de dólares al Hospital de Clínicas “Dr. Manuel Quintela”, en Montevideo, Uruguay, que hoy reclamarían los pacientes en los hospitales de Venezuela.

Lamentable es ver como la gran mayoría de los centros de salud pública aparte de no tener insumos y maquinarias para realizar estudios, tampoco cuentan con determinadas especialidades como por ejemplo nefrología, oncología, alergología, proctología, urología, reumatología, y otras. Tal es el caso, -por dar un ejemplo- de la especialidad de reumatología en la ciudad de Los Teques, la cual cuenta con solo dos especialistas y ambos ofrecen servicios privados, uno próximo a jubilarse.

Este gobierno es responsable de impulsar una matriz de opinión que genera desbalance en los hospitales. Un médico cubano es mejor pagado en Venezuela, que un médico venezolano, razón por la que muchos prefieren emigrar. Para quien redacta esta artículo, ha quedado demostrado la falsedad del argumento de que los médicos cubanos estén mejor calificados que los graduados en Venezuela y mucho menos los médicos integrales. Esto es equivalente a afirmar que de manera universal y uniforme el producto de las tradicionales escuelas de medicina es mediocre. ¿Cuál es el barómetro para medir a un médico respecto a otro sino no es la atención y la salud que mantiene en cada paciente? Usted, señor Maduro o cualquier alto jerarca del gobierno –a siegas- se sometería a la prueba?. Porque los jerarcas del gobierno van a Cuba o a Brasil?

Que quede claro que compartimos el argumento del maestro de médicos, Jacinto Convit, de que el sistema de salud en Venezuela debe ser público, gratuito y no privado.

En Venezuela hoy, un seguro de vida no es garantía de que un paciente pueda ser atendido y pueda mejorar su estado de salud. Las clínicas y seguros se aprovechan de la situación. El asegurado queda entrampado en la disputa entre la clínica y el seguro para que aprueben una clave, ambas defendiendo su lado lucrativo. En dos o tres días, la clínica puede agotar la póliza sin hacer absolutamente nada por la persona delicada de salud y el paciente termina agonizando en centros de salud pública, desconociendo el monto del agotamiento al que llegó su póliza.

Los paramédicos pueden recorrer infinidad de centros en una noche, para que atiendan al paciente y por la misma razón, en reiteradas ocasiones tienden a dejar a la persona y marcharse del centro médico para que en el hospital resuelvan atenderlo. Al final son las enfermeras quienes dan la cara y aguantan los reclamos de los familiares.

Nadie tiene la salud comprada. Cualquier persona se puede enfermar o sufrir accidente de cualquier índole que amerite de atención inmediata.

La exigencia presupuestaria, el salario justo para todos los gremios de la salud, la dotación de medicinas e implementos, el reconocimiento del esfuerzo médico, implica que a igual trabajo, igual salario, son exigencias de los gremios de la salud, en Venezuela y las comunidades debemos apoyarlos.

La crisis que viven los hospitales en Venezuela NO encontrara solución en el marco del capitalismo y este gobierno NO es socialista.

El rescate de los hospitales reclama la contraloría social y gremial.

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