Las autoridades de la ULA promueven la utilización de la mujer como objeto sexual

Las autoridades de la Universidad de los Andes, a partir de la gestión de Léster Rodríguez, vienen financiando la realización de certámenes de belleza, tanto dentro de la universidad como puertas afuera. Actualmente se ha podido constatar este patrocinio en los afiches de la candidata Emily Belandria al reinado de las Ferias de Sol 2013, profusamente colocados en los pasillos de las escuelas y facultades, así como en las calles de la ciudad de Mérida. La Dirección de Cultura y Extensión y el Departamento de Asuntos Estudiantiles (DAES) figuran entre los patrocinantes de esta candidata, a la que presentan además como la «candidata oficial» de la ULA.

Las autoridades de la Universidad de los Andes, a partir de la gestión de Léster Rodríguez, vienen financiando la realización de certámenes de belleza, tanto dentro de la universidad como puertas afuera. Actualmente se ha podido constatar este patrocinio en los afiches de la candidata Emily Belandria al reinado de las Ferias de Sol 2013, profusamente colocados en los pasillos de las escuelas y facultades, así como en las calles de la ciudad de Mérida. La Dirección de Cultura y Extensión y el Departamento de Asuntos Estudiantiles (DAES) figuran entre los patrocinantes de esta candidata, a la que presentan además como la «candidata oficial» de la ULA.

Este hecho nos dice mucho acerca del antidemocrático y corrupto régimen político que tenemos en la ULA. Primero que nada, la comunidad universitaria no ha sido consultada acerca de si es pertinente que una universidad con apremios presupuestarios y carencias de todo tipo deba estar dilapidando dinero en esta actividad, además totalmente reñida con los objetivos declarados de la institución. DAES destina al financiamiento de reinas de belleza unos recursos que deberían dirigirse hacia becas dignas, aumentos para los preparadores, e investigaciones y proyectos de extensión por parte de los estudiantes. Estos patrocinios por parte ULA a certámenes de belleza se vienen realizando desde hace años, sin ser discutidos en asambleas democráticas con aquellos estudiantes que se ven perjudicados por la decadencia de los servicios estudiantiles, la deficiente dotación de las bibliotecas, y en general la descomposición institucional que ha caracterizado a la ULA. A pesar de que las autoridades se quejan constantemente de la falta de presupuesto, vemos cómo la corrupción y el manejo antidemocrático de los recursos son más nocivos que el propio déficit.

Pero sobre todo es intolerable que la universidad promueva bochornosos espectáculos machistas y racistas que atentan contra la dignidad de la mujer. La sola idea de que una mujer se someta al escrutinio de un jurado (compuesto en su mayoría por hombres) para que juzgue su belleza y la corone o descalifique, es lesivo de su dignidad, de su autonomía y denigra de su condición humana. Pero lo más grave no es el daño que sufre quien participa en el certamen, sino las implicaciones que tienen estos actos para la sociedad en su conjunto. Es un acto donde la mujer es reducida a objeto sexual, donde se vende un estereotipo de belleza en el que no cabe la diversidad cultural y étnica de nuestro pueblo, donde la mujer con prótesis en los pechos y otras partes de su cuerpo, un hecho en sí mismo violento, representa el ideal de la belleza femenina. Sin dudas que estos actos promueven la violencia simbólica, por medio de la cosificación, tanto como la violencia física contra la mujer, al presionarla desde niña a transformar su cuerpo para adaptarlo a canones absurdos, y al promover la noción de que la mujer es una mercancía para el consumo del hombre. Hoy miles de operaciones estéticas se realizan en nuestro país debido a la presión social que se genera sobre las mujeres para que se sientan incómodas con sus cuerpos e intenten adaptarse a este estereotipo.

La Universidad como espacio promotor del pensamiento crítico, no debe prestar sus espacios y su presupuesto para la realización de actos que lesionen la dignidad de la mujer, al contrario, debe impulsar un profundo debate sobre la cultura de Miss Venezuela que tanto ha arraigado en el capitalismo dependiente y semicolonial que padece Venezuela. Llamamos a que se abra ese debate.

Exigimos una planificación y ejecución del presupuesto verdaderamente democrático, en el que participe toda la comunidad universitaria, para poner fin a estas desviaciones, a las que resulta tan proclive la corrupta burocracia ulandina. Asimismo, exigimos que cesen las prácticas machistas institucionalizadas en ULA, la universidad debe promover un trato respetuoso y digno hacia la mujer. ¡Ni un bolívar para el financiamiento de reinas de belleza en la ULA! ¡La dignidad de la mujer se respeta!

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