“Los bajos salarios y la inflación afectan las relaciones laborales”

El salario mínimo impacta sobre 3 millones 500 trabajadores de la población formal, y los contratos colectivos sólo cubren el 15% de la población activa en el país

Corpoelec exige aumento de salario

Por: Clavel Rangel

El salario mínimo impacta sobre 3 millones 500 trabajadores de la población formal, y los contratos colectivos sólo cubren el 15% de la población activa en el país.

La crítica al alto costo de la vida ya no es sólo una exclusividad del movimiento sindical disidente. La dirigencia del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) comienza a sopesar públicamente los desaciertos de las políticas económicas que han conducido a la caída del poder adquisitivo. El último año la moneda perdió su valor en 60.9 por ciento de acuerdo al Banco Central de Venezuela (BCV).

“Nosotros lamentamos estar pidiendo aumento que significa incremento de más de 100 por ciento del salario, pero es que mi realidad no es la que yo tenía hace cinco años cuando podía cubrir la canasta básica”, expuso el secretario general del Sindicato Único de Trabajadores Eléctricos del estado Bolívar (Suteeb) y vicepresidente de la Central Bolivariana de Trabajadores Socialistas, Francisco Alarcón, durante una protesta por el pago de pasivos a comienzos de semana.

Y más recientemente, el comité ejecutivo del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss), en su mayoría chavista, ha pedido un contrato que proteja a los sidoristas del impacto inflacionario que ha devorado el salario en los últimos cuatro años.

Los reclamos se circunscriben en un escenario disperso, en el que el movimiento sindical no ha podido relegitimarse. La Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la Unión Nacional de Trabajadores (Unete) no han convocado a elecciones, y la Central Bolivariana de Trabajadores Socialistas -que cuenta con el aval del Gobierno- no se ha medido por las bases.

La ausencia de un interlocutor legitimado por las bases ha permitido sin presión de ningún lado que el gobierno ejecute una política unilateral de aumento del salario mínimo en la última década, a través de la cual ha nivelado las escalas salariales de los 13 millones de trabajadores activos en el país, de los cuales sólo 2 millones están sindicalizados.

Derroteros

La realidad económica, expuso Alarcón, obliga a que la dirigencia sindical sea sometida “a una revisión profunda” que pronto lleven, en el caso de la Central Bolivariana, a unas elecciones de primer grado. “Si los trabajadores se unen, los presidentes de la república lo colocarán los trabajadores”, indicó.

En una entrevista en el mes de marzo, la coordinadora de la Unete, Marcela Máspero, analizó la desvinculación del movimiento sindical con los problemas de la ciudadanía.

“La tecnoburocracia que está al frente de este país nos ha circunscrito a nuestro tema laboral. La criminalización de la protesta, y la burocracia al frente de la gestión económica es la responsable de la quiebra de las empresas y de la eliminación de los salarios… eso nos ha mantenido ocupados”.

Con base a las protestas nacionales, Máspero consideraba necesario un “gran encuentro nacional”, de trabajadores, familia y estudiantes, los grandes ausentes -resaltó- de las decisiones en el país.

“Este país está mal. No es un asunto nada más de los trabajadores o de los estudiantes. El bajo poder adquisitivo está afectando, la militarización, los pocos canales de comunicación, han incrementado el malestar”, reclamaba Máspero, quien hoy no goza del manto protector del Ejecutivo nacional.

Poco entendimiento

Para el ex secretario general de Sutiss y abogado laboral, Eleuterio Benítez, en el movimiento sindical hay poco entendimiento de que los problemas laborales se circunscriben dentro del contexto político.

“Tenemos un movimiento pasivo que no está consustanciado con los problemas que está viviendo la sociedad”, señaló porque “estos dirigentes sindicales de ahora no movilizan a nadie”.
En parte, argumentó, porque hay una “falta de sensibilidad” con relación a los problemas del país, como la violencia, el desabastecimiento y la inflación. Se requiere, subrayó, una solidaridad más efectiva.

“Los bajos salarios y la inflación es un problema político que afecta las relaciones laborales, y eso no lo está viendo el movimiento sindical porque no hay una visión moderna de los problemas. Al movimiento sindical le falta mucha fuerza para hacer planteamientos políticos”.

Es ese, quizá, el mayor reto del movimiento sindical al término de la discusión de los contratos colectivos que buscan proteger el salario. Los sindicatos como Sutiss y Sintraferrominera, dos de las más grandes instituciones, avizoran conflicto en un contexto de aislamiento y de caída del trabajo productivo, una de las principales críticas de la protesta ciudadana.

El alto costo

61% es la inflación acumulada en Ciudad Guayana desde mayo de 2013 hasta mayo de 2014. Fuente: Banco Central de Venezuela (BCV).

23% es la inflación acumulada entre enero y mayo de 2014 de acuerdo a los datos del Banco Central de Venezuela (BCV).

1.795.884 personas pasaron a filas de la pobreza en un año;
32.1% de la población vive en situación de pobreza. Dato del Instituto Nacional de Estadística de Venezuela (INE).

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